Después de cometer su horrible crimen, el asesino arrojó el puñal ensangrentado al cubo de la basura y salió de la casa a toda prisa. No es buena idea, pensó, soy un imbécil, y volviendo sobre sus pasos entró en la casa, se fue a la cocina y cogió la bolsa de la basura. La tiraré en cualquier contenedor, lejos de aquí. De nuevo salió de la casa, y echó a caminar apurando el paso calle abajo. Estaba muy obscura la noche y llovía, se puso a correr con la bolsa en una mano, en una esquina vio unos contenedores, la tiraré aquí se dijo, giró la cabeza, no había nadie mas, y de repente dio un traspiés y se cayó en al acera. De madrugada los empleados de la limpieza, le encontraron muerto, encima de una bolsa de basura, con un puñal clavado en el pecho. Si, era un imbécil.
Reixac 17, agosto 2015
Parladoiro 